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sábado, 24 de septiembre de 2016

DOMINGO XXVI DEL TIEMPO

Desde los más antiguos profetas del A.T. hasta los Padres de la Iglesia, la acumulación de los bienes en manos de los ricos ha sido denunciada reiteradas veces y con una dureza que en pocas ocasiones se ha empleado con otras cuestiones. En los evangelios, la claridad de la postura de Jesús al respecto es meridiana: para nadie tuvo palabras tan duras como las que dirigía con frecuencia a fariseos y ricos. Y sin embargo, con una facilidad inusual, relegamos al olvido lo que Jesús nos dice sobre la riqueza, para preocuparnos de cuestiones que, muchas veces, no aparecen para nada en el Evangelio.

S. Pablo, conocedor ya de la vida de las primeras comunidades cristianas y de sus problemas, llega a hacer una afirmación que debería ser para nosotros motivo de profunda y seria reflexión: "Cuando tenéis una reunión, os resulta imposible comer la cena del Señor, pues cada uno se adelanta a comerse su propia cena, y mientras uno pasa hambre, el otro está borracho... ¿es que tenéis en poco a la asamblea de Dios y queréis abochornar a los que no tienen?" (/1Co/11/20-22).
Feliz domingo.

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