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jueves, 21 de marzo de 2019

EL PAN DE LA PALABRA: DÍA 22 DE MARZO DE 2019


Viernes, 22 de marzo de 2019

En aquel entonces, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos. Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro apedrearon...Por último, les mandó a su hijo diciéndose: Tendrán respeto a mi hijo. Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron: Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia. Y agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores? Le contestan: Hará morir de mala muerte a estos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo. Y Jesús les dice: ¿No habéis leído nunca en la Escritura: La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el Reino de Dios y se dará  a un pueblo que produzca sus frutos...". Este relato tiene un trasfondo veterotestamentario en un texto de Isaías (Is 5,1-7) que compara al pueblo de Israel con una viña que Dios ha cuidado con esmero. Los destinatarios de la parábola de los 'viñadores homicidas' son los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. Todos ellos no han cuidado del pueblo de Dios, no han respetado a los profetas y han matado fuera de la viña al Hijo de Dios. Ante tanta maldad, Dios encarga de su viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo. ¿Esta parábola tendrá algo que ver con nosotros cristianos del siglo XXI?. Sí que tiene que ver también con nosotros. En la viña del Señor no hay sitio para quienes no aportan frutos. En el proyecto del Reino de Dios, que Jesús anuncia y promueve, no pueden seguir ocupando un lugar labradores indignos que no reconozcan el señorío de su Hijo. Han de ser sustituidos por un pueblo que produzca frutos. La parábola está hablando también de nosotros. En la viña del Señor todos tenemos una misión. A cada uno el Señor ha encomendado el cultivo de una o varias parcelas de su viña: familia, hijos, parroquia, pastoral, trabajo...  En esta misión todos corremos el riesgo de defraudar al dueño de la viña. En esta Cuaresma es oportuno que nos preguntemos con toda claridad: ¿Cómo cuidamos la parcela que Jesús nos ha encomendado? Hemos de reconocer que no siempre cuidamos con todo esmero la viña del Señor. Seamos humildes para convertirnos de nuestras desidias. 

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