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lunes, 30 de junio de 2025




 


 


 




 

 





 

sábado, 28 de junio de 2025

EL PAN DE LA PALABRA


 

 

Lunes, dia 30 de junio de 2025. Mt 8, 18-22

"MAESTRO, TE SEGUIRÉ ADONDE VAYAS"

 

En aquel tiempo, "viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de cruzar a la otra orilla. Se le acercó un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adonde vayas. Jesús le respondió: Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza. Otro, que era de los discípulos, les dijo: Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre. Jesús le replicó: Tú, sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos". Este texto evangélico contiene dos breves diálogos. En el primero se trata de un letrado que se acerca a Jesús y le manifiesta su total disponibilidad para seguirle. Jesús le responde recordándole las exigencias del discipulado. Seguir a Jesús conlleva asumir su mismo estilo de vida, sin casa y sin techo. En el segundo diálogo el interlocutor es uno de sus discípulos. Lo que Jesús le exige es verdaderamente sorprendente, ya que atenta contra la más sagrada obligación que un hijo tenía para con su padre: darle sepultura. No cumplirla es una acción vergonzosa, que supone una ruptura radical de los vínculos de solidaridad familiar. En ambos diálogos aparece con claridad que el seguimiento de Jesús debe anteponerse a todo. Señor Jesús, apoyados en tu gracia, queremos seguirte de cerca.  

 

Martes, 1 de julio de 2025. Mt 8, 23-27

¿POR QUÉ TENÉIS MIEDO, HOMBRES DE POCA FE?

 

En aquel tiempo, "subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron. En esto se produjo una tempestad tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron y lo despertaron gritándole: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Él les dice: ¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe? Se puso en pie, increpó a los vientos y al mar y vino una gran calma. Los hombres se decían asombrados: ¿Quién es este, que hasta el viento y el mar lo obedecen?". Con este relato evangélico comienza el segundo grupo de tres milagros que concluyen con una evaluación de la actividad de Jesús por parte de la gente. En concreto este milagro de la  tempestad calma es como una ilustración  plástica acerca del seguimiento de Jesús. Comienza el relato diciendo que Jesús subió a la barca y sus discípulos le siguieron. La experiencia de fragilidad de los discípulos ante el temporal que se levanta en el mar provoca su súplica a Jesús. El seguimiento supone afrontar una existencia cristiana con adversidades. No es una tarea fácil. Ante los peligros, los discípulos aparecen como hombres de poca fe. Van perdiendo la confianza en Jesús. Este no les abandona. Va en la barca con los discípulos. En un ambiente tan materializado y descristianizado como el nuestro, parece que la barca de la Iglesia se está hundiendo.  A pesar de todo, creemos  que Jesús vive también hoy en su barca que es la Iglesia. Él es nuestro auxilio.

 

Miércoles, 2 de julio de 2025. Mt 8, 28-34

¿QUE TENEMOS QUE VER NOSOTROS CONTIGO, HIJO DE DIOS?

 

Por aquel entonces, llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los ganaderos. "Desde los sepulcros dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino. Y le dijeron a gritos: ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentarnos antes de tiempo? A cierta distancia, una gran piara de cerdos estaba hozando. Los demonios le rogaron: Si nos echas, mándanos a la piara. Jesús les dijo: Id. Salieron y se metieron en los cerdos. Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo al mar y se ahogaron. Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados. Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país". Jesús se dirige a las periferias. También allí tiene que anunciar el Reino. En la región de los ganaderos, desde los sepulcros, salieron a su encuentro dos endemoniados que imponían tal temor  que nadie se atrevía a transitar por donde ellos andaban. Los demonios reconocen a Jesús, y por boca de los poseídos comenzaron a gritar: ¡Qué tenemos que ver contigo, Hijo de Dios! Los demonios reconocen el poder de Jesús sobre ellos y se quejan de que venga a ejercerlo antes de tiempo. Jesús libera a los dos endemoniados de terrible esclavitud. Al enterarse por los porquerizos de lo sucedido, los ciudadanos de allí se acercan a Jesús con temor reverencial y no le despiden con violencia, sino que le ruegan abandone el territorio, temerosos, sin duda, de que su estancia les produzca aún mayores daños temporales. No comprendieron el beneficio que Jesús les ofrecía con su visita y aquel poder que manifestaba contra los poderes demoníacos. Tampoco estimaron en su justo valor el milagro de Jesús expulsando a los demonios de aquellas dos personas que estaba poseídas. Señor Jesús, ayúdanos a vencer con tu gracia las asechanzas del maligno. 

 

Jueves, 3 de julio de 2025. Jn 20, 24-29

"NO SEAS INCRÉDULO, SINO CREYENTE"

 

"Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: Hemos visto al Señor. Pero él les contestó: Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo. A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Contestó Tomás: ¡Señor mío y Dios mío! Jesús le dijo: ¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto". En este texto aparece Tomás como el discípulo ausente en las primeras apariciones del Señor resucitado. Tomás estaba vinculado con los Doce y con Jesús, pero no vivió la experiencia pascual de la aparición del Resucitado con sus compañeros ocho días antes. Tomás no se deja arrastrar fácilmente por las opiniones o entusiasmos de los demás. Él quiere verificar por sí mismo la realidad de tan extraña noticia. Para creer exige a sus compañeros pruebas concretas, evidenciables. Pone condiciones: ver las manos, tocar las heridas, introducir su mano en la herida abierta del costado. Es decir, exige comprobar la identidad y la continuidad entre el Crucificado y el Resucitado. Ochos días después, hallándose reunidos en casa todos los discípulos y Tomás con ellos, se presentó Jesús en medio de ellos. La actitud de incredulidad de Tomás se derrumbó. Se rindió y creyó; le avasalló la evidencia. El Resucitado hace a Tomás una reconvención: No seas incrédulo, sino creyente. Tomás contesta con una confesión de fe más honda, más cristiana, hecha por el discípulo más incrédulo: "¡Señor mío y Dios mío!". Jesús exige una fe limpia que se agarre menos a la evidencia de lo mensurable. Podemos pedir y buscar pruebas, que hagan más razonable nuestra fe, como Tomás; pero la bienaventuranza de Jesús resucitado nos alcanzará de plano cuando hagamos lo mejor: confesarle, con los labios y con la vida, como "Señor mío y Dios mío". 

 

Viernes, 4 de julio de 2025. Mt 9, 9-13

VIO JESÚS AL PASAR A UN HOMBRE LLAMADO MATEO, LE DIJO: SÍGUEME

 

El evangelio de la Eucaristía de hoy nos narra la vocación de san Mateo. "Vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: Sígueme. Él se levantó y lo siguió". Salió Jesús de Cafarnaúm hacia la orilla del mar seguido de gran muchedumbre que acudía para escuchar sus enseñanzas. Pasó por delante de las oficinas de la aduana, en las que había que pagar los tributos por el paso de mercancías de una región a otra. Mateo era uno de los oficiales que se dedicaba a cobrar los impuestos. Jesús vio sentado en su mesa de trabajo a Mateo. Jesús le invita a que le siga como discípulo y colaborador activo en el ministerio. Mateo, dejándolo todo, se fue con él. Esta resolución tan pronta y generosa supone que su ánimo estaba ya preparado. En efecto, hacía ya tiempo que Jesús habitaba en Cafarnaúm. Allí y por toda aquella región había obrado varios milagros. La fama de su santidad y su doctrina arrastraban a las muchedumbres en pos de él. Seguramente que varias veces Mateo le habría visto y escuchado. Sigue narrando el evangelio: "Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a sus discípulos: ¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores? Jesús lo oyó y les dijo: No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa 'misericordia quiero y no sacrificios': que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores". Mateo quiso mostrar su agradecimiento a Jesús con un convite. A este banquete estaban invitados publicanos compañeros de Mateo en su oficio, de los cuales quiso despedirse en esta forma. Los fariseos no se atreven a enfrentarse directamente con Jesús, y por eso se dirigen a sus discípulos para manifestarles con aparente religiosidad su escándalo al ver a Jesús y a ellos tomar parte en un convite con los publicanos y pecadores. Jesús responde a los fariseos, manifestándoles que su misión es de misericordia con los pecadores.

  

Sábado 5 de julio de 2025. Mt 9, 14-17

¿ES QUE PUEDEN GUARDAR LUTO LOS INVITADOS A LA BODA, MIENTRAS EN NOVIO ESTÁ CON ELLOS?

 

El evangelio de hoy comienza con una controversia en torno al ayuno. "Se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan? Jesús les dijo: ¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras en novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán". La pregunta que los discípulos de Juan plantean a Jesús esconde cierta dosis de jactancia y de soberbia, como si ellos por esta práctica de austeridad externa fueran más perfectos que los discípulos de Jesús. A esta pregunta, Jesús contesta con unas pequeñas parábolas. Los jóvenes amigos del esposo, que le acompañaban con jubilosa música y cánticos a la casa de la esposa el día de la boda, no deben ayunar durante los días que dure la fiesta. Jesús se compara al esposo, y sus discípulos a sus amigos. Los discípulos tienen ahora la dicha de gozar de su presencia; por tanto, no es el momento del ayuno. Cuando lleven al esposo, entonces ayunarán.  La segunda de ellas dice así: "Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor". Esta parábola está tomada de los usos corrientes de la vida doméstica. Con ocasión del tema del ayuno, Jesús compara el espíritu de la antigua ley con el del Evangelio. El nuevo espíritu en que Jesús forma a sus discípulos no puede ni debe encerrarse en aquellas prescripciones rígidas farisaicas. La tercera imagen dice así: "Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres; se derrama el vino, y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan". Nadie mete el vino nuevo, aún sin fermentar, en odres viejos, pues con su fuerza romperá los odres ya gastados y se perderán el vino y los odres; sino que el vino nuevo debe meterse en odres nuevos y resistentes, si se quiere conservar. El nuevo espíritu que informa a la enseñanza de Jesús no puede encerrarse en aquellas formas antiguas de la ley.

 

Domingo, 6 de julio de 2025. Lc 10, 1-12.17-20

DESCANSARÁ SOBRE ELLOS VUESTRA PAZ

 

Hoy es domingo, el día del Señor. De un modo especial hacemos memoria del Señor resucitado. Una de las consecuencias básicas del acontecimiento de la resurrección del Señor es el mandato del Resucitado a predicar el Evangelio. Precisamente el evangelio de la Eucaristía de hoy nos habla de la misión de los discípulos. Nos dice que el Señor designó "otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid: Paz a esta casa. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no volverá a vosotros". El Señor es el que toma la iniciativa de enviar a los discípulos. El Padre es el dueño de la mies que es abundante, pero, por el contrario, los trabajadores son escasos. No es fácil la tarea que el Señor encomienda a los enviados. La antítesis entre lobos-corderos hay que referirla a la inocencia y sencillez apostólica comparada con la maldad y pasiones del mundo judío y pagano a quienes se ha de predicar el Evangelio. El Señor recomienda la pobreza, la confianza en Dios y la entrega al apostolado. Es necesario centrarse en lo esencial, sin detenernos en cosas insustanciales o ajenas a la tarea de evangelizar. El saludo del discípulo es el mismo que el del Señor resucitado. Por eso, al entrar en una casa, el enviado a la misión debe desear la paz a aquella casa. Los discípulos del Resucitado han de ser auténticos anunciadores de la paz que proviene de Dios. Se trata de una paz que nos reconcilia con Dios, con los demás, con nosotros mismos y con toda la realidad creada. Señor Jesús, danos la paz del corazón para que nuestro anuncio sea creíble.  

 

Lunes, 7 de julio de 2025. Mt 9, 18-26

MI HIJA ACABA DE MORIR

 

El evangelista nos relata hoy la curación de la hija de Jairo y de la hemorroísa. "Mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo: Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza y vivirá. Jesús lo siguió con sus discípulos". Como se refleja en el texto bíblico, Jesús con gran benignidad y prontitud, accede a la súplica de Jairo y se pone inmediatamente en camino, le seguían sus discípulos y una gran muchedumbre de gente, que le apretujaba por todas partes. En esto "una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que con solo tocarle el manto se curaría. Jesús se volvió y, al verla, le dijo: ¡Ánimo, hija! Tu fe te ha curado. Y en aquel momento quedó curada la mujer". Aquella pobre mujer, que padecía una enfermedad vergonzosa desde hacía doce años y que ningún médico había podido curar, se acerca a Jesús y pudo tocar el borde del manto. Al instante sintió que había sido curada. Jesús corresponde a la fe y a la súplica tácita de la pobre mujer con palabras llenas de ternura, llamándola hija y animándola a tener confianza. Después de este episodio, Jesús continúa su camino hacia la casa de Jairo. Al llegar a la casa, "al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: ¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida. Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se puso en pie. La noticia se divulgó por toda aquella comarca". Jesús se encuentra con la casa llena de gente, que con sus gemidos, llantos y música formaban un ruido ensordecedor. Jesús echa fuera a la gente. Entró en el aposento donde estaba el cadáver de la niña, y, tomándole de la mano, ella se puso en pie. La noticia de  este suceso tan maravilloso se extendió en seguida por toda aquella región de Galilea. Realmente, ante estos signos, no podemos menos de recordar que Jesús vino al mundo para que tengamos vida en abundancia. Jesucristo es el sacramento primordial de un Dios que es de vivos y no de muertos. 

 

Martes, 8 de julio de 2025. Mt 9, 32-38

LA MIES ES ABUNDANTE, PERO LOS TRABAJADORES SON POCOS

 

Cuando nos detenemos a contemplar la vida pública de Jesús, caemos en la cuenta que pasó por el mundo haciendo el bien. Él, al encontrar un clima de fe, estaba siempre dispuesto a sanar de cualquier enfermedad y dolencia. Un buen día, le "presentaron a Jesús un endemoniado mudo. Echó al demonio y el mudo habló. La gente decía admirada: Nunca se ha visto en Israel cosa igual. En cambio, los fariseos decían: Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios". Este signo muestra a las claras el poder de Jesús sobre los poderes demoníacos. Es de notar que la mudez que padecía el hombre que presentaron a Jesús se debía a la posesión diabólica, ya que una vez que el demonio fue arrojado, recobró el habla. Ante este signo se suceden dos interpretaciones opuestas. La gente sencilla, admirada, exclamaba 'nunca se ha visto en Israel cosa igual'. Por su parte, los fariseos no niegan el hecho que era manifiesto, pero la dan una interpretación tendenciosa y llena de malicia: el poder de Jesús procede del príncipe de los demonios. A continuación, el evangelista nos ofrece esta preciosa síntesis de la actividad pública de Jesús: "Recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el evangelio del Reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor". En efecto, Jesús es un predicador ambulante que recorría ciudades y aldeas, anunciando la buena nueva del Reino. Las palabras de Jesús encontraban su fundamento adecuado en las obras de sanación que realizaba. Jesús es siempre el espejo en el que hemos de mirarnos para llevar a cabo en cada momento la tarea de la evangelización. Jesús tiene una extraordinaria capacidad de compadecerse ante la gente que estaba abandonada y desfallecida. Ante espectáculo tan desolador, dijo a sus discípulos: "La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies". 

 

Miércoles, 9 de julio de 2025. Mt 10, 1-7

ID A LAS OVEJAS DESCARRIADAS DE ISRAEL

 

Jesús, después de elegir a los Doce, los llama y "les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés; Santiago el Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo, el publicano; Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el Celote, y Judas Iscariote, el que lo entregó". Jesús toma la iniciativa de enviar por primera vez a sus apóstoles a colaborar con él en la propagación del Evangelio. Llamando, pues, ahora a aquellos doce, les va a investir primero de poderes especiales extraordinarios para el ejercicio de su ministerio e inmediatamente después establecerá normas concretas a que deben atenerse en toda su manera de proceder cuando vayan predicando el reino de Dios. Seguidamente, el evangelista, nos da la lista de los Doce. ¿Por qué escogió precisamente a doce?  La historia del antiguo pueblo de Israel era, como sugiere san Pablo, figura del nuevo pueblo escogido, la Iglesia, que el Señor Jesús quiso fundar. Ahora bien, el pueblo judío se propagó por medio de los doce patriarcas, que fueron origen de las doce tribus en que quedó dividido. De la misma manera, la Iglesia había de propagarse por medio de la predicación de los doce apóstoles. "A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: No vayáis a tierra de gentiles, ni entréis en las ciudades de Samaria, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca". Los apóstoles son, en principio, enviados a las ovejas descarriadas de Israel. El tema de su predicación ha de ser el mismo que desarrollaba el Bautista y el mismo Jesús al comienzo de su ministerio: la inminente proximidad del reino mesiánico. Señor Jesús, que vives Resucitado entre nosotros, sigues enviando a tus discípulos a todo el mundo. Que sepamos obedecerte desde el corazón con prontitud.

   

Jueves, 10 de julio de 2025. Mt 10, 7-15  

"PROCLAMAD QUE EL REINO DE LOS CIELOS ESTÁ CERCA"

 

Dirigiéndose a sus apóstoles, Jesús dijo: "Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de repuesto, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis...". Los apóstoles recibieron gratis la elección por parte de Jesús. Han recibido también de Jesús la buena nueva del Reino y, por Cristo, su participación en este Reino. El apóstol enviado por Jesús ha de presentarse ante los hombres con el mismo desasimiento que ante Dios, sin sandalias ni bastón. Bien merece el obrero su sustento. Dios cuidará de los apóstoles, de una manera o de otra, sin excluir la generosidad humana. El apóstol ha de hacerse acoger y recibir como invitado durante la tarea de evangelización. Recibir a un apóstol era al mismo tiempo escuchar sus palabras, es decir, hacerlas propias, creer. Tal hospitalidad no era una simple cortesía que no compromete. Sacudir el polvo de sus pies significa que no se quiere tener nada en común, ni llevar nada consigo, ni siquiera algo de polvo, de la ciudad o alojamiento de que se trata. En el fondo, el Señor Jesús quiere que sus apóstoles, enviados a predicar, vayan ligeros de equipaje. Se trata, pues, de una vida de servicio sencillo y generoso. El enviado a anunciar el reino de los cielos, ha de llevar una vida similar al Señor que le envía.

 

Viernes, 11 de julio de 2025. Mt 19, 27-29

NOSOTROS LO HEMOS DEJADO TODO Y TE HEMOS SEGUIDO; ¿QUÉ NOS VA A TOCAR?

 

En nombre de los demás apóstoles, Pedro le recuerda a Jesús: "Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?". Es verdad que los apóstoles, poco o mucho, habían renunciado a todo lo que tenían por seguir a Jesús. Pedro está aludiendo a la promesa de un gran tesoro en el cielo que Cristo había hecho al joven rico si renunciaba a sus riquezas. ¿Qué tesoro, por lo tanto, es este que a ellos se les dará por haber seguido el consejo que aquel joven desechó? Jesús anuncia a sus apóstoles el premio singular que les está reservado con estas palabras: "Os aseguro: cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel". Jesús les promete a los apóstoles que, en aquel día solemne, en el que se manifestará de una manera espléndida y nunca vista su gloria y la de su obra la Iglesia, ellos serán de una manera particular asociados al acto mismo de juzgar a los hombres. No serán solo los apóstoles los que reciban una recompensa singular por su renunciamiento a los bienes de este mundo. Así lo promete Jesús: "El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la tierra". Dios no se deja ganar nunca en generosidad. Hoy celebra la Iglesia universal la fiesta de San Benito Abad, padre de los monjes de Occidente, patrono de Europa. San Gregorio, monje también él y que había experimentado cómo el Señor, a los que responden a su invitación a "dejar casa, o hermanos o hermanas...por él y por el Evangelio", los va llevando de la mano, presenta de modo insuperable cómo Benito, dejándose guiar por Dios, recorrió el camino providencial que el fue llevando hasta la cumbre de la santidad, haciendo de él al mismo tiempo un padre y un maestro de monjes.

  

Sábado 12 de julio de 2025. Mt 10, 24-33

NO LES TENGÁIS MIEDO, PORQUE NADA HAY CUBIERTO QUE NO LLEGUE A DESCUBRIRSE

 

Jesús anima a los apóstoles, predicadores de la Palabra, con diversas advertencias: "Un discípulo no es mayor que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro, y al esclavo como su amo. Si al dueño de la casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados!". Los apóstoles lejos de afligirse y amilanarse cuando se vean despreciados y ultrajados, han de acordarse de su Maestro y Señor y gozarse de poder imitarle y parecerse a Él. A Jesús le insultaron llamándole Belzebú, es decir, príncipe de los demonios, como si por su poder arrojase a los demonios. Entonces, ¿cómo hay que predicar? Les dijo Jesús: "No les tengáis miedo, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escucháis al oído, pregonadlo desde la azotea". Jesús les dice con toda claridad que no tengan miedo. Han de anunciar y proclamar la Palabra. La verdad salvadora que deben transmitir no puede estar oculta. Al contrario, es necesario que salga a la luz, para que alumbre los pasos de nuestra vida. El apóstol ha de creer con fe firme en la providencia amorosa de Dios que cuida de todos ellos. Si Dios se preocupa de ellos, no hay lugar para el temor. Además, quien confiese con valentía al Señor Jesús en la tierra, le reconocerá como suyo el Padre en el cielo; ahora bien, señala Jesús, "si uno me niega ante los hombres, yo también le negaré ante mi Padre del cielo". Siempre hubo dificultades a la hora de dar testimonio del Señor Jesús. En cada época de la historia de la Iglesia han ido apareciendo dificultades provenientes tanto de dentro como de fuera de la comunidad cristiana. El Resucitado prometió estar siempre con sus discípulos hasta final de los tiempos. Con los ojos de la fe estamos llamados a descubrir su presencia. Él no se desentiende de los suyos.

  

Domingo, 13 de julio de 2025. Lc 10, 25-37

"MAESTRO, ¿QUÉ TENGO QUE HACER PARA HEREDAR LA VIDA ETERNA?

 

Hoy es domingo, el día del Señor. Los cristianos celebramos con gozo el acontecimiento de la resurrección del Señor Jesús. El domingo es nuestro día por excelencia. El Evangelio correspondiente a la Eucaristía de este día nos recuerda una de las parábolas más hermosas de Jesús: El buen Samaritano. Todo arranca de la siguiente pregunta que un maestro de la Ley plantea a Jesús para ponerla a prueba: "Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? Él le dijo: ¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella? Él contestó: Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo. Él le dijo: Bien dicho. Haz esto y tendrás vida". Estamos ante una parábola donde Jesús se manifiesta como maestro de maestros. La lección que se desprende va dirigida al maestro de la Ley que le ha interrogado sobre el modo de alcanzar la vida eterna. Jesús contesta preguntando: Qué está escrito en la Ley. El maestro de la Ley responde acertadamente, recordando el mandamiento del amor a Dios y al prójimo. Jesús le dice: haz esto y tendrás la vida. "Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? Jesús dijo: Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó...Díjole Jesús: Anda, haz tú lo mismo". Conocemos con todo detalle esta parábola. La parábola del buen Samaritano pertenece al Evangelio del sufrimiento. Indica, en efecto, cuál debe ser la relación de cada uno de nosotros con el prójimo que sufre. No nos está permitido 'pasar de largo', indiferencia, sino que debemos 'pararnos' junto a él. Buen Samaritano es todo hombre que se para junto al sufrimiento de otro hombre, de cualquier género que ése sea. Esta parada no significa curiosidad, sino más bien disponibilidad. En una palabra, Buen Samaritano es todo hombre sensible al sufrimiento ajeno, el hombre que 'se conmueve' ante la desgracia del prójimo.

 

Lunes 14 de julio de 2025. Mt 10, 34-111

"EL QUE OS RECIBE A VOSOTROS...".

 

"Dijo Jesús a sus apóstoles: No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz: no he venido a sembrar  paz, sino espada. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa. El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentra su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará. El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa. Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades". Los discípulos han sido enviados por Jesús a proclamar el Reino. El mensaje evangélico no sólo provocará contradicciones de sus enemigos, sino que será ocasión de divisiones y luchas dentro de las familias. Jesús y su mensaje no es la causa de estas desavenencias; es la malicia de los hombres que se resistirán a dejar su vida de pecado y nacer a una vida nueva. Es necesario no anteponer nada ni nadie a Jesús. El camino auténtico es cargar con nuestra cruz y seguir de cerca las huellas de Jesús. Quien guarda su vida, renunciando a Jesús o a su doctrina, pierde la verdadera vida, que es la que perdura para siempre. No siempre el obrero evangélico ha de sufrir injurias. Habrá también quienes le reciban con agradecimiento y amor, y los que tal hagan participarán del mismo premio que los predicadores. Más todavía, cualquier obra buena que se les haga, por pequeña que sea, un vaso de agua fresca dado a uno de los predicadores no quedará sin recompensa. En la vida del discípulo también existe el gozo de las cosas pequeñas. Es necesario compaginar la exigencia del compromiso con el milagro de gratuidad que puede expresarse en un vaso de agua fresca.     

 

Martes, 15 de julio de 2025. Mt 11, 20-24

EL DÍA DEL JUICIO LES SERÁ MÁS LLEVADERO A TIRO Y A SIDÓN QUE A VOSOTRAS

 

En el Evangelio de hoy se recogen una serie de recriminaciones que Jesús hace contra las ciudades impenitentes, que no se habían convertido, a pesar de los numerosos milagros que Jesús realizó en ellas. Jesús comienza diciendo: "¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que, en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza. Os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras". Jesús, con su vida, sus palabras y sus milagros, había ofrecido a los habitantes de estas ciudades y a todos los judíos motivos más que suficientes para que creyeran en él. Con todo le habían rechazado y se habían resistido a hacer penitencia por sus pecados. Jesús comienza refiriéndose a las ciudades de Corozaín y Betsaida. Los habitantes de estas dos ciudades son más dignos de castigo que los de Tiro y Sidón, porque habían recibido mayores gracias al haber tenido la oportunidad de escuchar la palabra de Jesús y de contemplar sus milagros. Jesús afirma de modo categórico que las ciudades de Tiro y Sidón hubieran hecho penitencia por sus pecados. Jesús sigue recriminando con estas palabras: "Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno. Porque si en Sodoma se hubiera hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy. Os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti". Por separado y con expresiones aún más severas Jesús dirige sus quejas contra Cafarnaún. Esta ciudad privilegiada, elegida como centro de sus actividades apostólicas, donde había establecido su domicilio y en la que tantas veces había predicado y tantos prodigios había hecho, tampoco respondió al llamamiento de Jesús. Engreída por sus riquezas y su comercio, sus habitantes llevaban una vida materializada, preocupados únicamente por crecer económicamente. Señor Jesús, no permitas nuestros letargos nos hagan insensibles ante tu presencia siempre salvadora.  

 

Miércoles, 16 de julio de 2025. Mt 12, 46-50

"ESTOS SON MI MADRE Y MIS HERMANOS"

 

Estaba Jesús hablando a la gente, "cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él. Uno se lo avisó: Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo. Pero él contestó al que le avisaba: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo: Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ese es mi hermano, y mi hermana, y mi madre". En este relato se nos presenta a la verdadera familia de Jesús. Ello no quiere decir que Jesús rechace y menosprecie su familia natural. El texto desea mostrarnos cómo está surgiendo en torno a Jesús una nueva familia constituida por lazos distintos de los de la sangre. Cuando el evangelista habla de discípulos, está pensando en los que seguían a Jesús y en los cristianos de la Iglesia a la que se dirigía. El tema de la fraternidad de los cristianos con Jesús era ya conocido en las Iglesias cuando los evangelios recibieron su redacción definitiva. Jesús recuerda con frecuencia en el Evangelio según San Mateo la importancia de la práctica de la voluntad de Dios. La unión con Cristo conlleva hacer la voluntad de su Padre. La amistad con Jesús significa hacer lo que él nos mande. Nuestro texto no señala expresamente cuál es esta voluntad; insinúa, sin embargo, que se trata de una obediencia concreta a la ley interpretada por el Señor Jesús. Todos deseamos pertenecer a esta nueva familia de Jesús. Seamos coherentes en nuestra vida concreta, cumpliendo la voluntad de Dios en cada circunstancia. 

 

Jueves, 17 de julio de 2025. Mt 11, 28-30

VENID A MÍ TODOS LOS QUE ESTÁIS CANSADOS Y AGOBIADOS

 

En el Evangelio de hoy se recoge esta invitación de Jesús: "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera". Jesús llama a sí a todos los que están cansados y agobiados por cualquier trabajo o penalidad y les promete aliviarles y consolarles. Jesús, el Hijo de Dios, tiene poder para darnos el descanso que nos promete. En cualquier época, la persona humana puede sentirse fatigada y hastiada por diversos motivos. En tiempos de Jesús, sus contemporáneos se sentían cargados con aquel pesado yugo de la ley antigua, como estaban los judíos, o con el peso moral de aquella espantosa corrupción en que vivían anegados los paganos. También hoy en nuestro ambiente concreto, mucha gente se siente aplastada por una terrible crisis económica y por una profunda crisis de valores. Ante tal situación, Jesús nos invita a cargar con su yugo. Este yugo es la Nueva Ley, expresada en el mandamiento nuevo: "Amaos los unos a los otros, como yo os he amado". La novedad de este mandamiento estriba en que Jesús no nos pide nada que él antes no haya realizado. El amor hacia los demás, tiene en Jesús el modelo acabado. Él nos amó hasta el extremo; hasta dar la vida por nosotros. El Señor Jesús nos pide que nos dejemos instruir por Él. Hemos de entrar con gozo y como sus discípulos en su escuela. El texto evangélico nos habla de dos aspectos básicos en el magisterio de Jesús. Él no es duro ni severo en sus exigencias doctrinales, sino más bien lleno de dulzura y de bondad, que nace de lo más profundo de su corazón. Además, su mensaje es fuente de verdadera felicidad. Necesitamos ser humildes, para sentarnos a los pies de Jesús, como discípulos deseosos de aprender.  

 

Viernes, 18 de julio de 2025. Mt 12,1-8

AQUÍ HAY UNO QUE ES MÁS QUE EL TEMPLO

 

Frente a la oposición cada vez más acentuada de los fariseos, Jesús afirma su autoridad con sus declaraciones. Los discípulos de Jesús, que tenían hambre, al atravesar un sembrado, un sábado arrancan espigas para comérselas. Al ver esto, los fariseos dijeron a Jesús: "Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado. Les replicó: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes presentados, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino solo a los sacerdotes. ¿Y no habéis leído en la Ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo. Si comprendierais lo que significa 'quiero misericordia y no sacrificio', no condenaríais a los que no tienen culpa". Jesús disculpa y defiende a sus discípulos con una serie de argumentos irrefutables tomados de la Sagrada Escritura. El primero se refiere a IRe.21,2-6: David huyendo con algunos de sus compañeros de la ira de Saúl, llegó extenuado por el hambre a Nob, donde estaba el Tabernáculo. Se presentó al sumo sacerdote, le pidió algo de comer y éste, que no tenía a mano más que los panes de la proposición, se los dio para comer. El segundo argumento se refiere a la forma de proceder de los sacerdotes en el ejercicio de su ministerio dentro del templo. Llevan a cabo muchas obras serviles. Para un judío de entonces nada había en el mundo más grande que el templo de Jerusalén. Reivindicar, por lo tanto, para sí mismo y para su obra una dignidad superior a la del templo, era colocarse por encima de toda autoridad y dignidad humana e igualarse a Dios. El tercer argumento está fundado en el texto del profeta Oseas 6,6. Desde este texto acusa a los fariseos de su falta de caridad para con el prójimo. En el texto profético se pone de manifiesto que a Dios le agradan más las obras de misericordia que los sacrificios. 

 

Sábado 19 de julio de 2025. Mt 12, 14-21

"ÉL LOS CURÓ A TODOS".

 

En aquel tiempo, "al salir de la sinagoga, los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos lo siguieron. Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran. Así se cumplió lo dicho por medio del profeta Isaías: Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, en quien me complazco. Sobre él pondré mi espíritu para que anuncie el derecho a las naciones. No porfiará, no gritará, nadie escuchará su voz por las calles. la caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará, hasta llevar el derecho a la victoria; en su nombre esperarán las naciones". En la sinagoga Jesús había sanado a uno que tenía una mano atrofiada. Esta sanación, en vez de hacer reflexionar a los fariseos sobre el poder de sanar que tiene Jesús, irrita más sus apasionados ánimos y comienzan a tratar sobre la manera de acabar con él. Jesús se entera de estos designios perversos. Se marchó de allí y muchos le siguieron. Él los curó a todos, pero les prohibió que lo descubrieran. En la actuación humilde y mansa de Jesús, ve el evangelista cumplida una de las más célebres profecías mesiánicas de Isaías. El profeta utiliza dos imágenes, para describir la mansedumbre, dulzura y misericordia del Mesías: No acabará de romper una caña ya cascada, ni acabará de apagar la mecha de una lámpara que ya se está extinguiendo. La caña cascada, la mecha humeante representan a toda clase de miserias, dolencias y penalidades a que está sujeta la humanidad. En el mensaje de Jesús pondrán todos los pueblos la esperanza de la salvación. Propongamos las cosas con amabilidad sin imponerlas por la fuerza. Imitemos a Jesús en su mansedumbre y misericordia.

 

Domingo, 20 de julio de 2025. Lc 10, 38-42

MARÍA HA ESCOGIDO LA PARTE MEJOR, Y NO SE LA QUITARÁN

 

Hoy es domingo, el día del Señor. En el libro del Génesis se nos relata la aparición del Señor a Abrahán "junto a la encina de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda, porque hacía calor. Alzó la vista y vio a tres hombres en pie frente a él. Al verlos corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda y se prosternó en tierra, diciendo: Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo...". Abrahán, hombre de fe profunda, ante la visita del Señor, se prosterna y le suplica que no pase de largo. Abrahán le ofrece lo mejor para que el Señor entre en su tienda. Como recompensa, el Señor le hace esta promesa: "Cuando vuelva a ti, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo". El Señor le había prometido a Abrahán ser padre de un pueblo numeroso. Ahora empieza a cumplirse esta promesa. En el Evangelio de hoy se nos describe la estancia de Jesús en la casa de Marta y de María. Así nos lo relata el evangelista: "Entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano. Pero el Señor le contestó: Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; solo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán". Jesús entra en casa de estas dos hermanas. Las dos acogen a Jesús. María deja todo lo que tiene entre manos, por muy importante que fuera, y se sienta a los pies de Jesús para escucharle. Por su parte, Marta se afana para dar abasto con el servicio. Sobre la finalidad de la escena evangélica se han dado diversas opiniones. Es posible que cada una de ellas tenga algo de verdad. La enseñanza central del texto se encierra en las palabras del Señor, que acentúan la prestancia absoluta del reino mesiánico; lo demás se nos dará por añadidura. Señor Jesús, que sepamos acogerte en nuestra casa. Tú, eres en persona el Reino de Dios.  

 

Lunes, 21 de julio de 2025. Mt 12, 38-42

MAESTRO, QUEREMOS VER UN SIGNO TUYO

 

Un grupo de escribas y fariseos, le dijeron a Jesús: "Maestro, queremos ver un signo tuyo. Él les contestó: Esta generación perversa y adúltera exige un signo; pero no se le dará más signo que el del profeta Jonás. Tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre del cetáceo; pues tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra". Este grupo de personas, con palabras respetuosas, pero con ánimo hostil mal disimulado, le piden a Jesús un signo. No les bastan los que hasta el presente ha hecho y quieren alguna manifestación extraordinaria y sensacional. Jesús, con palabras enérgicas y severas, deja al descubierto su hipocresía ante la muchedumbre. Comienza por llamarles raza adúltera, es decir, infiel. Los signos realizados por Jesús no tenían por fin satisfacer las curiosidades de los hombres o excitar en ellos una estéril admiración. Por otro lado, los escribas y fariseos no estaban dispuestos a creer en Jesús, aunque hubiera hecho los milagros que ellos solicitaban. Jesús se contenta con una breve alusión al profeta Jonás. Este profeta, saliendo del vientre del cetáceo, era figura de Cristo resucitado al tercer día. La resurrección es, pues, el signo o milagro que Jesús predice a los judíos. En esta misma línea de severidad, Jesús sigue denunciando el pecado de los judíos, comparando su proceder con el de los ninivitas. Estos, aunque eran gentiles, dieron fe a las palabras de un extranjero, Jonás, que les anunciaba la ruina de su ciudad si no hacían penitencia. Similar argumentación encierra el ejemplo tomado de (II Re. 10,1-10), referido a la reina de Sabá, en tie mpos del rey Salomón. Jesús les hace saber que Él es más que Jonás y Salomón. Señor Jesús, aumenta nuestra fe, para aceptar con todas sus consecuencias el acontecimiento definitivo de tu resurrección, como lo aceptó Santa María Magdalena, cuya memoria hoy celebramos.

 

Martes, 22 de julio de 2025. Jn 20, 1-2.11-18

"HE VISTO AL SEÑOR Y HA DICHO ESTO"

 

Hoy celebramos la memoria de Santa María Magdalena. En el Evangelio (Jn.20, 1.11-18) se nos relata el encuentro del Resucitado con María Magdalena. Ella es una de las que habían acompañado a Jesús desde Galilea, habían presenciado su muerte en la cruz, y observado de cerca cómo le ponían en el sepulcro. Después de todo esto, ella, al amanecer del primer día de la semana, va al sepulcro y lo encuentra vacío. María Magdalena desea saber, ¿dónde está el cuerpo de Jesús? Busca su presencia física, la que conoció. Sus lágrimas sinceras son expresión de un corazón acongojado. María no identifica a Jesús en el hortelano que se le aparece. Entonces, Jesús le dice: "¡María! Ella se vuelve y le dice: ¡Rabboni!, que significa ¡Maestro! Jesús le dice: Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro. María Magdalena fue y anunció a los discípulos: He visto al Señor y ha dicho esto". María de Magdala, al ser llamada por su nombre, se vuelve y reconoce al Maestro. Él le encomienda la misión de llevar esta noticia a los discípulos. Ella sale corriendo. El amor había puesto alas a sus pies. El Resucitado la hace apóstol de apóstoles. Ella cumple gozosa la misión que Jesús resucitado le ha encomendado. Llega junto a los discípulos y les dice: "He visto al Señor y ha dicho esto". Estamos ante un ejemplo capaz de despertar nuestra fe cansina e instalada. Como ella todos nosotros estamos llamados a transmitir a los demás la Buena Noticia de la resurrección del Señor Jesús. 

 

Miércoles, 23 de julio de 2025. Jn 15, 1-8

"YO SOY LA VERDADERA VID, Y MI PADRE ES EL LABRADOR

 

En la Eucaristía de hoy se proclama la parábola de la vid y los sarmientos. Jesús dijo a sus discípulos: "Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto". Jesús se presenta a sí mismo como la vid verdadera y a su Padre como el labrador. Jesús es precisamente la vid verdadera. Es la vid perfecta en cuanto que, como ninguna otra, influye realmente en los sarmientos y les comunica la savia para dar fruto verdadero, aquel que Dios espera del hombre. El Padre es el dueño que cuida de la viña. La idea de dueño de la vid está incluida en la calidad misma del sujeto: 'Mi Padre'. El sarmiento puede estar en Jesús y no dar fruto. Existen dos formas de estar en Jesús. Una por la mera fe y el bautismo. Otra por la fe, el bautismo y la caridad. Solo una fe animada por la caridad, produce fruto. Para que el fruto sea más abundante es necesario podar los sarmientos. Sigue enseñando Jesús: "Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada". Jesús habla de una unión vital entre la vid y los sarmientos como una condición indispensable para dar fruto auténtico. Sin esta unión no es posible dar fruto. El sarmiento por sí mismo no puede dar fruto; es necesaria su unión profunda con la vid. Esta parábola refleja la obra vital y salvadora del Señor Jesús. Su presencia invisible, pero activa en el interior del discípulo es la fuente de la vida verdadera. Tal unión no debe ser intermitente. Jesús nos habla con insistencia de la permanencia en él.

   

Jueves, 24 de julio de 2025. Mt 13, 10-17

"BIENAVENTURADOS VUESTROS OJOS PORQUE VEN Y VUESTROS OÍDOS PORQUE OYEN".

 

En aquel tiempo se acercaron los discípulos  a Jesús y le preguntaron: "¿ Por qué les hablas en parábolas? Él les contestó: A vosotros se os ha dado a conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin entender. Así se cumple en ellos la profecía de Isaías: Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure. Pero bienaventurados vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen. En verdad os digo que muchos profetas y justos  desearon ver lo que veis y lo no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron". En principio, no puede decirse que las parábolas fuesen la causa de la ceguedad y la sordera de los judíos. En verdad, no hay peor ciego que el que no quiere ver. A las personas bien dispuestas, como los discípulos, Dios les daba la luz suficiente para ir penetrando en los misterios de la doctrina evangélica. Los que han acogido el reino con fe, cada vez descubrirán más profundamente su misterio, mientras que aquellos que solo lo han acogido superficialmente, acabarán por abandonarlo. Jesús consigna el hecho del endurecimiento voluntario y culpable de los judíos, profetizado ya por Isaías (Is 6,9-11). Al final del texto evangélico, Jesús declara cuán grande es la suerte de los discípulos que acogen de buen grado el mensaje evangélico. Tienen la dicha de vivir aquellos tiempos por los que suspiraron muchos profetas y justos del Antiguo Testamento. En Jesús se cumplieron todas las profecías. Jesús habla en parábolas para hacer a los humildes más accesible el misterio del Reino. Las gentes sencillas, están familiarizados con las realidades de la vida  con las que se encuentra día a día (agua, tierra, semillas, surcos, mar, tesoros, etc.). Señor Jesús, que vivamos las riquezas encerradas en cada parábola. 

 

Viernes, 25 de julio de 2025. Mt 20,20-28

SOLEMNIDAD DE SANTIAGO EL MAYOR, APÓSTOL

 

Hoy celebramos la solemnidad de Santiago el Mayor, Apóstol. Es uno de los doce apóstoles y, dentro de ellos, uno de los tres a los que Jesús distinguía con su predilección. Su nombre era Jacob, que significa 'quiera la Divinidad defender'. Es el nombre que llevó el patriarca, padre de las cabezas de las doce tribus de Israel. En castellano se cambiará en Santiago como resultado de la transformación lingüística. Es llamado, junto con su hermano Juan, por Jesús, que bordeando el mar de Galilea, "vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes; y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras él" (Mc.1,14-20). A estos hermanos les interpeló el anuncio de que "el reino de Dios está cerca". Pero, ¿qué entendía Santiago por Reino de Dios? El evangelio de hoy nos lo deja entrever con bastante claridad. Llevaban tiempo con Jesús y las muestras de predilección de éste hacia Santiago y Juan eran patentes. Esto les hacía pensar que tendrían los primeros puestos en el reino. Pero les asaltaba una duda: Pedro parecía que les llevaba la delantera. De ahí la siguiente petición que la madre de ambos hace a Jesús: "Manda que en tu reino estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y otro a tu izquierda". Conocemos la respuesta de Jesús. A juzgar por la conducta posterior, ciertamente Santiago y Juan aprendieron la lección que en aquella circunstancia les dio Jesús. Recibida la noticia de la resurrección del Señor e impulsado por el Espíritu Santo, Santiago dio testimonio del Señor hasta el martirio. Así nos lo cuenta el Libro de los Hechos: "Por aquel tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la Iglesia para maltratarlos. Hizo morir por la espada a Santiago, el hermano de Juan..." (12,1-4). Es el primero de los doce que sufre el martirio por confesar en el Señor. De este modo selló su amor al Señor con su sangre.

 

Sábado, 26 de julio. Mt 13, 24-30

TRIGO Y CIZAÑA.

 

En aquel tiempo, "Jesús propuso otra parábola al gentío: El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras los hombres dormían, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña? Él les dijo: Un enemigo lo ha hecho. Los criados le preguntan: ¿Quieres que vayamos a arrancarla? Pero él les respondió: No, que al recoger la cizaña podéis arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y cuando llegue la siega diré a los segadores: arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero". Jesús nos ofrece hoy la parábola del trigo y la cizaña. Un hombre sembró buena semilla en su campo, pero mientras dormía la gente un enemigo sembró cizaña encima del trigo.  Sólo cuando la cizaña comienza a echar espigas se la puede distinguir con claridad de la espiga del trigo. Los criados, al darse cuenta de las espigas de la cizaña mezcladas entre las del trigo, acuden alarmados al dueño del campo. Éste sospecha en seguida que se trata de una vil venganza de un enemigo. Los criados se muestran prontos para arrancar la cizaña, pero el dueño del campo se opone, porque teme que juntamente con la cizaña arranquen también el trigo. Al llegar el tiempo de la recolección no será difícil separar las espigas del trigo de las de la cizaña. Más adelante, Jesús explicará el sentido de la parábola. Lo veremos el próximo martes. Simplemente decir que Dios ha sembrado buenas semillas en el corazón de las personas. Ahora bien, vemos cómo las semillas del mal crecen en el mundo. El mal no proviene de Dios. El mal nos llega desde las tentaciones del maligno y también de actitudes como el egoísmo, la envidia, el desprecio, el protagonismo, el odio, etc. Cuanto más nos unamos a Jesús, tanto más daremos buenos frutos. La parábola nos invita a no propagar calumnias y habladurías, defectos que debilitan la convivencia.  

  

Domingo, 27 de julio de 2025. Mt 13, 1-9

SEÑOR, ENSÉÑANOS A ORAR

 

"Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos. Él les dijo: Cuando oréis decid: Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación". Jesús, durante su vida pública, da a sus discípulos un testimonio fehaciente de persona orante. Precisamente, un día estaba Jesús orando, al terminar, uno de los discípulos le hace esa petición: "Señor, enséñanos a orar". Hoy día no está de moda la oración. Tal vez la tragedia más grave del hombre actual sea su incapacidad creciente para la oración. En muchos momentos hemos reducido el tiempo dedicado a la oración. En medio de tanto ruido vamos perdiendo la capacidad de silencio interior. La oración es vital en la vida del creyente. Por eso, también hoy, pedimos a Jesús que nos enseñe a rezar. Jesús contesta a la petición de aquel discípulos, enseñandonos la oración del Padrenuestro. Es la oración por excelencia. Como afirma el Catecismo de la Iglesia Católica: "La oración del Señor o dominical es, en verdad, el resumen de todo el Evangelio. Cuando el Señor hubo legado esta fórmula de oración, añadió: 'Pedid y se os dará' (Jn 16,24). Por tanto, cada uno puede dirigir al cielo diversas oraciones según sus necesidades, pero comenzando siempre por la oración del Señor que sigue siendo la oración fundamental" (n.2761). Señor Jesús, danos la gracia de ser personas de oración.

 

Lunes, 28 de julio de 2025. Mt 13, 31-35.

GRANO DE MOSTAZA y LEVADURA

 

En aquel tiempo, "Jesús propuso esta parábola a la gente: El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas. Les dijo otra parábola: El Reino de los Cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente. Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas, y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo". En el Evangelio de hoy se recogen dos parábolas: la del grano de mostaza  y la de la levadura. Lo que más destaca en ambas  es el contraste entre el inicio y el resultado final. Un grano de mostaza, siendo la semilla más pequeña, da lugar a un arbusto donde pueden anidar los pájaros. Por su parte, un trozo pequeño de levadura tiene capacidad de fermentar una gran cantidad de masa. A través de estas parábolas, Jesús habla de la presencia del Reino, que está comenzando a llegar: su presencia es por ahora germinal. Termina este texto hablándonos de la finalidad de las parábolas. Se trata de una pequeña reflexión sobre el sentido de las parábolas. ¿Por qué Jesús habla en parábolas? En este hecho ve el evangelista el cumplimiento de las Escrituras, y tal vez un argumento contra quienes objetaban que esta forma de enseñar  no se ajustaba a la tradición judía.

 

Martes, 29 de julio de 2025. Jn 11, 19-27

"YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA"

 

En aquel tiempo, "muchos judíos habían ido a ver a Marta y María para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedó en casa. Y dijo Marta a Jesús: Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá. Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. Marta respondió: Sé que resucitará en la resurrección en el último día. Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto? Ella contestó: Sí, Señor: yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo". Hoy celebramos la memoria de Santa Marta. En el Evangelio de hoy (Jn 11,19-27) aparece una familia muy querida por Jesús: Las dos hermanas: Marta Y María y se habla de Lázaro su hermano, que recientemente había fallecido. En concreto se recoge el diálogo de Jesús con Marta. Esta es una mujer dinámica y creativa, hospitalaria y generosa. Apenas le avisaron que Jesús se acercaba a Betania, se levantó y salió de inmediato a su encuentro. Al hallarse frente a Jesús tiene un desahogo psicológico rigurosamente humano, vaciando ante él todo el dolor que tenía por la muerte de su hermano Lázaro. Ella estaba convencida que si Jesús estuviera en casa no hubiera muerto su hermano. Jesús le contesta: 'Tu hermano resucitará". Marta piensa que Jesús habla de la resurrección de los muertos al final de la historia. Es entonces, cuando Jesús se manifiesta como la resurrección y la vida. Jesús invita a Marta a profundizar en la verdad de la resurrección. Marta confesó a Jesús con una fe consciente y apasionada expresada en tres títulos mesiánicos: el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo. Como Marta, también nosotros confesamos la fe en el Señor Jesús, como fuente de vida y de resurrección para todos.

 

Miércoles, 30 de julio de 2025. Mt 13,44-46

EL REINO DE LOS CIELOS SE PARECE A UN TESORO ESCONDIDO EN EL CAMPO

 

Jesús nos sigue hablando del Reino de los cielos. Para mostrarnos su realidad recurre a varias parábolas. En el evangelio de hoy, de modo muy conciso, Jesús nos habla de dos parábolas: la del tesoro escondido y la de las perlas. En ambas parábolas se intenta mostrar el valor inestimable del Reino de los cielos. Nos dice: "El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo". Se compara el Reino de los cielos a un tesoro muy valioso que en un momento de peligro se ha escondido bajo tierra. El obrero de la parábola, al descubrirlo en el campo de su señor, se llenó de alegría y fue sin tardanza a su casa para vender cuanto poseía y con el dinero comprar el campo a su señor. Los bienes que se encierran en el Evangelio y en el seguimiento incondicional de Cristo son inmensos, y obran bien los que los anteponen a todos los bienes materiales. El Señor Jesús es en persona el auténtico tesoro. "El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra". Esta parábola es similar a la anterior. El mercader en perlas ha encontrado una perla de gran valor, no duda en vender todo lo que posee y la compra. Tal perla es también el Señor. Hoy hacemos memoria de San Ignacio de Loyola, Presbítero, fundador de la Compañía de Jesús. Él, tras un período de conversión, se dejó encontrar por el Señor Jesús. No es fácil resumir en pocas palabras la espiritualidad de San Ignacio. Tal vez la expresión 'para mayor gloria de Dios' exprese su adoración amorosa a un Dios, cuyo corazón 'siempre es mayor' que el nuestro y una plena disponibilidad para seguir al Señor a donde quiera que vaya, con pasión por la gloria del Padre. En verdad, San Ignacio lo entregó todo por el tesoro escondido y por la perla más valiosa: Jesucristo. En el fundador de la Compañía de Jesús, se cumplen a perfección las palabras del Evangelio de hoy.

 

Jueves, 31 de julio de 2025. Mt 13,47-53

EL REINO DE LOS CIELOS SE PARECE TAMBIÉN A LA RED QUE ECHAN EN EL MAR Y RECOGE TODA CLASE DE PECES

 

Jesús nos habla hoy del Reino de los cielos, utilizando la imagen de la red barredera. Nos dice: "El Reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran". Esta parábola está tomada de las costumbres de los pescadores del lago de Tiberíades. Encierra una doctrina similar a la de la cizaña. Jesús la explica de este modo: "Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto? Ellos le contestaron: Sí". La aplicación de la parábola la hace el mismo Jesús. En el Reino de los cielos, ya presente en este mundo, como en germen, en la Iglesia que peregrina en la tierra, comparado aquí con la red, habrá buenos y malos; pero vendrá el fin del mundo, y con él el de la Iglesia aquí en la tierra, y entonces los malos serán separados de los buenos, como la cizaña del trigo. Jesús pregunta a sus discípulos si han entendido todo lo que acaba de explicarles. Estos contestan afirmativamente. Entonces, Jesús les dijo: "Ya veis, un escriba que entiende del Reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo. Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí". Jesús viene a decirles, porque vais entendiendo estas enseñanzas sobre el reino de Dios, mostráis ser buenos discípulos de este reino. Así, el buen apóstol de Jesús debe aprovisionarse de toda clase de enseñanzas antiguas y nuevas, aprendidas del mismo Jesús, para enseñarlas a otros en las diversas circunstancias de tiempos y personas que se ofrezcan. Señor Jesús que te vaya conociendo cada día mejor, a través de tu Palabra.