La tierra, Señor, se alegra en estos días y tu Iglesia desborda de goza ante tu Hijo, el Señor, que se avecina como luz esplendorosa para iluminar a los que yacemos en las tinieblas de la ignorancia, del dolor y del pecado.
Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con ramos del bosque y la ha adornado con luces.
ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo, te pedimos, Señor, que mienbras se acrecienta cada día el esplendor de esta corona con nuevas luces, a nosotros nos ilumines con el esplendor de Aquel que, por ser luz del mundo, iluminará todas las oscuridades.
Él que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
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