Quizá no seamos dignos, quizá no merezcamos esa visita tan especial, pero él – ese okupa atrevido – ya ha entrado y quiere quedarse. Nosotros, aturullados, ocultamos la vergüenza del desastre casero y nos afanamos intentando arreglar la casa para el invitado que ya llegó. Para nuestro mayor rubor, él no tarda en empuñar la escoba para juntarse a la labor doméstica. Pero va más allá.
Te invita a sentarte a su lado en tu viejo sofá, desarruga una hoja en blanco que llevaba en el bolsillo y, entregándote un lápiz de muchos colores, te pregunta con una mirada desafiante: “¿Cómo quieres que sea tu casa?”
Acoge ese eterno compañero de casa y soñad juntos la nueva decoración...
(dejo aquí un catálogo con algunas ideas que quizá te ayuden en este proceso y un vídeo de una campaña de la misma "empresa")
http://www.youtube.com/
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