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miércoles, 23 de abril de 2014

Secretario de dos papas: Benedicto y Francisco se complementan

El periodista Peter Seewald, bávaro como Joseph Ratzinger, volvió a la fe católica después de su paso por el comunismo y el desencanto con las ideologías, leyendo y reflexionando con Ratzinger, al que después entrevistó como cardenal... y luego como Papa, en su libro-entrevista Luz del Mundo.

Ahora, diversas revistas han publicado una nueva entrevista a Georg Gänswein (en España, lo hizo XL Semanal), el hombre que "atiende a dos papas" a la vez, a Francisco y a Benedicto. Esta es la entrevista.

Por primera vez en la historia, una misma persona atiende a dos papas. El hombre de confianza de Benedicto XVI es ahora también el secretario del papa Francisco. Charlamos con él, la persona que mejor conoce las entrañas del Vaticano.

El camino que ha recorrido este hombre ha sido largo. Hijo de un herrero, nació hace 58 años en un pueblecito alemán de 450 habitantes, en la Selva Negra. Hoy es arzobispo y prefecto de la Casa Pontificia en el Vaticano.

Georg Gänswein recibió pronto la llamada de la vocación. Tomó la decisión de hacerse sacerdote con solo 18 años y quienes lo conocen hablan con admiración de su mente afilada. En la actualidad, este arzobispo es al mismo tiempo secretario privado del Sumo Sacerdote Francisco y del Papa emérito, Benedicto XVI.

Lleva la agenda de ambos y filtra de entre el alud de cartas, llamadas y peticiones de audiencia, aquellas que serán contestadas y admitidas. El camino que conduce a cualquiera de los dos papas siempre pasa por él.

Su nuevo jefe no vive en el apartamento pontificio, lleva zapatos normales y conduce coches baratos. ¿Hay un revolucionario antisistema sentado en el trono de Pedro?

No. Los que estamos en contacto constante con el Papa Francisco hemos aprendido a diferenciar entre la imagen externa y su personalidad real. Su impronta jesuita ya de por sí va en contra de lo de ´revolucionario´ y del concepto ´anti´.

En cuanto a los zapatos, no deja de ser una cuestión estética. Además, sería un esfuerzo vano tratar de convencerlo de que, tanto desde una perspectiva visual como de la tradición, probablemente lo más correcto sería amoldarse a la línea de su predecesor.

Si hay algo que Francisco no ha permitido, es que nadie le diga lo que tiene que hacer.

La verdad es que yo nunca le he impuesto nada al Papa. ¡Ni sé cómo podría hacerlo! El paso del anterior pontificado al actual fue todo un desafío. Pero ahora me entiendo tan bien con el Sumo Pontífice como con el emérito.

Sin embargo, da la sensación de que muchas de las cosas que eran habituales con Benedicto faltan ahora en Francisco: la precisión en la palabra, la riqueza de la tradición...

Ambas personalidades son totalmente diferentes. El Papa Francisco es un hombre de gestos y hace cosas que no se esperan de un pontífice. A Benedicto se le escuchaba, y así era como su palabra llegaba.

Con Francisco, la gente primero quiere ver cómo se desenvuelve, cómo afronta su tarea. Es un hombre que entiende que hay que dirigirse a la persona en su conjunto, no solo al intelecto. Si el entusiasmo que el nuevo Papa ha despertado se mantiene, es algo que se verá con el tiempo.

-Usted tuvo elección. Pudo decidir si quería o no servir a los dos papas.

Yo no busqué este doble trabajo, vino a mí. Ahora asumo ambas realidades e intento armonizarlas.

Durante el día es prefecto con el Papa en activo; por la noche, secretario privado del Papa emérito y vive con él en el monasterio Mater Ecclesiae, en los jardines del Vaticano.

En la misma casa viven también las monjas de Memores Domini, que ya lo asistían durante su pontificado. Es una convivencia familiar, igual que antes, pero sin la presión de la responsabilidad. Y eso se nota, por supuesto. Benedicto se ha vuelto aún más tranquilo, más bondadoso. Ya no se siente oprimido por la carga del pontificado.

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