Señor Jesús, hoy te contemplamos
totalmente humano como nosotros,
enraizado en un pueblo
y en una familia de trabajadores,
y portador de la sabiduría de Dios
y de la buena noticia que es fuente de paz,
de salvación y salud
para cuantos te acogen
como el enviado del Padre.
Que tu Iglesia sepa ayudar a las personas
y pueblos a construir cada día el milagro
de un mundo más pacífico y fraterno,
más respetuoso y más amante
de cuanto nos hace crecer en humanidad.
Feliz domingo,
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