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miércoles, 23 de abril de 2014

Juan XXIII y los judíos: "Todos somos hijos del mismo Padre"


La sintonía con las directivas del Vaticano y las "soluciones originales" para socorrer a los judíos durante la Shoah, la estima por el Papa Pío XII y la absoluta novedad de un pontificado que revolucionó a la Iglesia y a las relaciones entre judíos y cristianos. 
Estos son algunos de los elementos que comenta en esta entrevista don Ezio Bolis, director de la Fundación Juan XXIII, que publicó recientemente un libro-entrevista con el cardenal Loris Capovilla, durante años secretario particular del Papa Roncalli:

- ¿Cuál fue la relación entre el Papa Juan XXIII y el Holocausto? ¿Qué acciones llevó a cabo para socorrer a los judíos durante su periodo en Turquía como Delegado Apostólico?

El compromiso del Delegato Apostólico, mons. A. G. Roncalli, a favor de los judíos en fuga del horror nazi constituye un capítulo importante de su larga permanencia en Estambul, desde principios de 1935 hasta finales de 1944, años en los que el drama de la Shoah crece de un modo cada vez más terrible. Los dossier oficiales de la Santa Sede hasta ahora accesibles, y sobre todo sus diarios personales que custodiamos, documentan claramente cómo el futuro pontífice tuvo varios encuentros significativos con las organizaciones judías y los grupos de prófugos huidos de los nazis en el corredor neutral de Turquía, sobre todo huidos desde Eslovaquia y con intención de llegar a Palestina.

En sus memorias, mons. Roncalli anota los diversos contactos con los representantes de las organizaciones judías, como Chaim Barlas, jefe del grupo de emisarios sionistas palestinos en Estambul, el gran rabino de Tierra Santa Isaac Herzog, el gran rabino Markus de la comunidad asquenazi de Estambul. Como también las peticiones escritas en 1943 al rey Boris III, al que pidió que ayudara a los judíos búlgaros y prófugos, convenciendo al soberano a que desobedeciera las órdenes de Hitler, que quería que los rechazara.

Entre los muchos episodios que se podrían citar a propósito de la ayuda ofrecida por monseñor Roncalli a los judíos, recuerdo uno, muy conocido. Se refiere a la nave procedente del puerto de Costanza, cargada con niños judíos huidos afortunadamente del régimen nazi. Tras atravesar el Mar Negro, pasando por el Bósforo, llegó al puerto de Estambul. El gobierno turco, en nombre de la neutralidad del país y temiendo la rabiosa reacción alemana, en un primer momento decidió mandar la nave a Rumanía.

Por mediación de mons. Roncalli, quien encontró la sincera colaboración del embajador rumano Alexander Cretzianu, la embarcación fue tácitamente autorizada por el gobierno de Ankara para que atravesara los Dardanelos y pusiera proa hacia otro puerto neutral. Así lograron salvar a los niños judíos. En la Biblioteca de la Nunciatura de Estambul se conserva aún un precioso volumen: Josefo Flavio Historiador, Delle Antichità et Guerre Giudaiche, que lleva esta dedicatoria de monseñor Roncalli: “Regalo al Delegado Apostólico de Estambul, Mons. Roncalli, por el dott. Wettmann y la señora Bauer en nombre de los judíos de Palestina y otros lugares el 25 julio 1943 – en signo de reconocimiento por los múltiples servicios en beneficio de los judíos durante los dolorosos años 1942-1943”.

- ¿Cómo se veían en la Santa Sede las intervenciones del Delegado Roncalli a favor de los judíos perseguidos en tránsito desde Turquía a Palestina y sus constantes relaciones con varios rabinos y la Jews Agency?

Ya desde los tiempos del Papa Pío XI, la Santa Sede había condenado explícitamente toda forma de antisemitismo. Por otra parte la santa Sede tenía alguna reserva hacia la idea de conducir a todos los judíos a Palestina, temiendo una especie de reconstrucción del antiguo reino judío.

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